Somnoliento y perdido,
deambulas por los rincones
de tu existencia,
en busca de una sonrisa
derrochada en algún lugar
de entre las sombras
del pasado.
Caminas,
a través de las ruínas
que pueblan los sentidos,
esperando saborear
el aliento de un minuto
compartido.
Las distancias
sólo coexisten en las fronteras
de las arrugas de la piel
y las ausencias se asientan
en los meandros de un cuerpo,
lacerando de vacíos
el ocaso de tus sueños.
Si decides mantenerte
adormecido o despejado,
en el fondo, no importa.
Las saetas de un tiempo
perdido prosiguen
su avance sin pausa,
mientras, en el olvido,
se acomoda la orla
de tu sonrisa,
perfilada en los labios
del ayer.
De "Alambique de vestigios"
Francisco J. Picón
Todos los derechos Reservados en el Registro de la Propiedad Intelectual
Francisco J. Picón
Todos los derechos Reservados en el Registro de la Propiedad Intelectual
Interesante poema. Buenas imágenes, la presencia obsesiva, mortal del tiempo, la presencia del otro, del amor, en un instante que puede redimirnos de todo el tiempo restante.
ResponderEliminarUn abrazo, Fran
Javier
www.javierfarto.wordpress.com
Gracias, Javier, por tus palabras y por dejarme el enlace de tu blog, paso a verlo de inmediato
ResponderEliminarestupendo poeta, desgranando el tiempo, que inexorable pasa y a veces se nos antoja perdido, nunca hay olvido para esa sonrisa.
ResponderEliminarMe ha parecido precioso, un beso Fran
La sonrisa en la piel perdura en el tiempo por mucho que avance... besos, Ana, un lujo tenerte por aqui
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