Surca la habitación,
entumecida,
bosquejando su incertidumbre
en el titubeo de sus pasos,
una corriente recorre el aliento
del desasosiego,
entre sus meñiques
una desazón a flor de piel
apremia el latido
de los ojales
de su pecho
y,
tras la ventana,
se atenúa el tiempo
a golpes de neón
y prisas.
A oscuras
transita los cobijos
de su soledad,
en sus pupilas
se asfixia el reflejo
de un adiós,
una lágrima,
indefensa,
desciende la vertiente
de un beso
relegado
en su mejilla
y,
al otro lado
de la rutina
las saetas del recuerdo
tocan a retirada.
Mas en la habitación
del olvido,
sucumbe lánguidamente
una historia
sin dueño.
"Alambique de vestigios"
Editorial Quadrivium
Fran Picón