XVIII
Latente
en las yemas prohibidas
de la eterna puericia
hiberna la candidez
bizantinos estolones
de ingenuidad
ahogados
por las prisas
y el engreimiento
nervios en la palabra
amordazada
por afonías de turbación
estrés en los mutismos
desbocados
en el desfiladero de la pavura
reminiscencias
de indisciplina en las arterias
ventiladas de sonrojos
pecados de ignorancia
en el vergel
de la locura,
lamentos resignados
en el corredor
de la cordura
y,
no obstante,
en los segundos
perennes de la soledad,
se paraliza el tiempo
en las yemas prohibidas
de la eterna puericia
hiberna la candidez
bizantinos estolones
de ingenuidad
ahogados
por las prisas
y el engreimiento
nervios en la palabra
amordazada
por afonías de turbación
estrés en los mutismos
desbocados
en el desfiladero de la pavura
reminiscencias
de indisciplina en las arterias
ventiladas de sonrojos
pecados de ignorancia
en el vergel
de la locura,
lamentos resignados
en el corredor
de la cordura
y,
no obstante,
en los segundos
perennes de la soledad,
se paraliza el tiempo
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