en el silencio de la noche,
apaciblemente, sin prisa,
y me encuentro con tu cuerpo.
A veces mis manos
arrullan los confines
de tu cintura
al abrigo de mi aliento.
Buceo por tu vientre
perfilando mi deseo
en los pliegues
de tu íntima sonrisa
esa sonrisa de labios
sonrosados
en la comisura de tus piernas.
Cabalgo entre los montes
que circundan
los tañidos sostenidos
en al areola de tu resuello
esa brisa incandescente
que emerge del cielo
de tu boca entreabierta.
Y es entonces
cuando me siento hombre,
es entonces
cuando cobra sentido
el sabor de mis labios
pronunciando tu nombre
y, a veces,
con el reflejo de tus ojos
en mi silencio...
a veces, me siento feliz
De "Versos prohibidos"
Francisco J. Picón
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