que se prenden y disipan
al ritmo de villancicos,
hay miradas
que esbozan alegrías
con un deje hipócrita
en el iris taciturno,
hay buenos deseos
y negocio en los burdeles
de la solidaridad...
Huele a puchero
ataviado de concordia
y engalanado de ausencias...
Lloviznan abrazos
de intermitencia y marimorena,
crepitan sonrisas
en un hogar fantaseado,
silban los vientos
añoranza y desarraigo,
cantan los niños de San Ildelfonso
la quimera de los ideales...
Hay luces
que se disipan y prenden
al ritmo de villancicos...
Pero, en la marmita,
sigue recociendo el olvido
y la intemperie
del desaliento...
Inédito
Francisco J. Picón
Todos los derechos reservados en el Registro de la Propiedad Intelectual
Aunque parezca raro, es realmente lo que muchas personas sentimos.
ResponderEliminarYo también lo pienso así, Elena, un placer recibirte por aquí! Besos!
ResponderEliminarMe gusto el poema, muy autentico y sentido
ResponderEliminarGracias, Mery... un beso!
ResponderEliminarMe recordó a los gemidos de la ausencia, muy bueno el poema.
ResponderEliminarMisk
Gracias, Misk... te espero en la presentación si puedes! Un abrazo!
ResponderEliminarEstupendo poema Fran y somos tantos los que lo sentimos de esta manera que de forma tan bonita has expresado, ese final es a partes iguales buenísimo y demoledor.
ResponderEliminarUn beso muy grande
Gracias, Ana, demoledor... como la propia Navidad... besos, un lujo tenerte por aqui!
ResponderEliminarAprovecho esta joya literaria-navideña para enviarte un abrazo y mi sincero deseo de unas felices fiestas y un año nuevo plagado de éxito.
ResponderEliminarÁngel.
Gracias, Ángel, mis mejores deseos para ti también, un lujo tenerte por aquí!
ResponderEliminarY seguimos solos... Habrá que juntarse, apagar las luces y no cantar villancicos.
ResponderEliminarLlegué por un enlace de Ana T. Fue un placer.
El placer es para mí, un saludo y gracias por tu visita y tus palabras
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