¡Cuanto tiempo ha pasado!
No había tristeza
en la agenda de la edad
y las únicas nubes
pertenecían a un cielo
que no parecía distante.
Recuerdo la esquina
en la que construí
una moldura de esperas,
con el cincel del silencio
y la alcotana de la
inmadurez.
El aroma de un cortado
en la barra de un bar sin
nombre,
la marquesina huérfana de
autobús
y un reloj robándonos un
tiempo
que nunca fue perdido.
¿Sabes?
He aprendido a caminar,
mirando a los ojos del miedo,
a seguir avanzando con la
vida a cuestas,
una mochila llena de
recuerdos
y un termo repleto de cenizas
de intemperie.
¿Qué fue de aquel chico
de sonrisa eterna y saliva
derramada en la comisura de
los sentidos?
No sé muy bien
si éramos primaveras
infantiles
o ancianos de hojas caídas
en el otoño de la memoria.
Continúo viviendo
con el estrés a modo de
calcetín
y un aliento de prisas
susurrándome al oído
palabras vacías.
¡Es tarde!
Me ha encantado volver a encontrarte
quizá algún día coincidamos
de nuevo.
¡Cuanto tiempo sin verte,
querido reflejo!
"En la caída 2.0"
Fran Picón
Todos los derechos reservados.
Me gustó el poema.
ResponderEliminarBesos.
¡Gracias, Amapola Azzul!
EliminarEncantador poema de recuerdos...<3 No dejes de buscar lo que no está.Siempre es placer leerte, mi querido poeta.
ResponderEliminar¡Gracias! Un abrazo.
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