Edad
En sus ánforas
dormita un trago de antaño
ahogando neuronas
entre las ondas del barro,
masa angosta de
arrugas, nostalgia y primaveras
de hojas caídas,
vientos sin rumbo y eternas dudas…
páginas de un
calendario de sueños vertidos en la distancia,
saetas que cumplen
horas de vértigo, sudor y lágrimas,
alegrías, besos,
algún abrazo y un recuerdo en el destierro
y en la suma de la
vida se agotan los decimales del tiempo…
Edad
En los pliegues de
tantos manteles se abandonan las migajas
de momentos perdidos
en la trastienda de la caótica rutina,
sempiterno baúl de
enquistadas historias que ya perdieron su dueño
al calor de una
brizna de polvo en los zapatos y algún fracaso…
caminos de ida y
vuelta, laberintos de señales incomprendidas
que retornan sin
remedio al hueco del silencio en su memoria,
nubes de algodón,
caramelos de sorpresas y un pudor en el pecho
protegen el bagaje de
una mochila de experiencias y recuerdos…
Edad
Un día convertido en
semana destinada a un mes de algún año
que emborrona las
cuartillas de alguna derrota, dos renuncias y un triunfo,
segundos acompasados
de ritmos en el pentagrama de las prisas,
una corchea, varios
semitonos y un desgarro en la mirada…
soledades entre un
tumulto de gritos ajenos a su garganta
la anciana compañía
de un carné caducado a la deriva,
el presentimiento del
olvido, el olvido del sentimiento
sopas de pan, un
colchón sin almohada y el sabor del miedo
Edad
De "Con la vida a cuestas"
Editorial Quadrivium
Francisco J. Picón
Todos los derechos reservados.
Siempre será un libro muy especial para mi.
ResponderEliminarEsa vida a cuestas que llevamos todos.
Gracias, Mayte. Besos!
ResponderEliminarY sin embargo en esas SOLedades, existe un sol que también brilla en el otoño a pesar "des feuilles mortes" porque siempre hay una primavera que regresa sobre el calendario, una cuartilla con un borrón y cuenta nueva, un mantel, una canción de drexler para un rincón de almohada, y un beso en el silencio.
ResponderEliminarContar la edad, es cierto.
ResponderEliminarUn saludo.
Pero el tener edad, significa el haber vivido, que no es poco.
ResponderEliminarUn abrazo
Pilar
Apuesto por ese borrón y cuenta nueva, Laura, gracias por tus palabras!
ResponderEliminarContar, avanzar, Kenit, un abrazo y gracias!
ResponderEliminarPor supuesto que no es poco, Pilar, gracias por tu visita y tus palabras!
ResponderEliminarY la experiencia, Fran, la experiencia de un poeta habla en este poema y juega admirablemente con la palabras. Estupendo. Un abrazo!
ResponderEliminarUn abrazo inmenso, amigo, poeta, Marcos!
ResponderEliminarHermoso retrato del paso de tiempo, con sus alegrías y tristezas. La experiencia se convierte con el tiempo en sabiduría.
ResponderEliminarFelicitaciones!!!
Cariños.....
Gracias, Oriana, un placer recibirte por mi muro y un lujo tus palabras.
ResponderEliminarQue magnífico libro es este, cuantos buenos poemas contiene, este es precioso, ese tiempo imparable con su mochila de recuerdos, de vida ganada y perdida.
ResponderEliminarUn beso
Gracias, Ana, querida amiga, poeta... un beso!
ResponderEliminarpor suerte, el poeta tiene la edad de sus versos, y en ocasiones imperecedera
ResponderEliminarun abrazo desde Uruguay
Gracias, Omar, un abrazo fuerte!
ResponderEliminarAunque la edad no perdona, siempre se afronta con ilusión cada etapa, cada hoja del calendario de la vida. Y si a eso le añadimos una sonrisa, serian los renglones del libro de nuestra vida.
ResponderEliminarGran poema, lleno de sabiduría.
Un beso Fran.
Gracias, Musa, un placer recibirte y un lujo tus palabras
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