I
En
la estantería,
palidecida
por el paso
superfluo
e inconmovible
de
la cotidianidad,
se
aturden el polvo
y
las escorias
del
olvido.
El
plumero irreductible
del
tiempo inconexo,
de
saetas
displicentes,
espera
su momento.
No
hay clemencia
para
las arrugas
de
la intemperie
en
la morada
del
insomnio.
II
Partículas
de café
recorren
la mejilla
de
la espera.
Polvo
de almíbar
en
la comisura
del
adiós.
Agridulce
conmoción.
En
la distancia,
subsiste,
el
aroma
del prejuicio.
III
Las
sombras
impregnan
los meandros
de
la ausencia,
en
un baile
de
fulgores y matices.
Un
tímido rayo,
desertado
un anochecer,
asoma
desabrigado
en
la desnuda
habitación.
La
soledad
se
escolta
de
vacíos y sigilos.
"Alambique de vestigios"
Editorial Quadrivium
Fran Picón
Bellísimo.
ResponderEliminarMil besos.
¡Gracias, Lucía! Otros mil besos de vuelta.
EliminarUm poema em que traduz a "solidão" de forma bela , sem drama, sem lamento. Gostei muito poeta . Beijo .
ResponderEliminar¡Gracias por tus palabras! Un abrazo.
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