Tañe
el corazón
de
la noche
en
la inmensa afonía
del
día que se extingue,
sístoles,
diástoles…
tamborada
de anonimatos
y
luminosidades
difuminadas
en
la penumbra,
indefensiones
y titubeos
a
modo de sudarios
y
edredones,
arropan
la piel
de
la soledad
un
cielo ennegrecido,
inaccesible
y elitista,
oculta
el reflejo
de
la medrosa mirada
sin
dueño
una
brisa
de
indolencia
zarandea
el manto
del
silencio
en
el horizonte
un
impertinente sol
desampara
al feudo
de
la lóbrega
memoria
insolente
clarea
una
nueva historia
en
el tálamo
de
la que sucumbe
De "Alambique de vestigios"
Editorial Quadrivium
Francisco J. Picón
Todos los derechos reservados en el Registro de la Propiedad Intelectual
Solo me queda asombrarme y deleitarme con la belleza de tus letras, soy adicta a ellas ,tu lo sabes Fran besos,
ResponderEliminarGracias, Lidia, un abrazo muy fuerte!
EliminarOTRO A TI
EliminarMuy chulo. un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Milagros, un abrazo!
ResponderEliminarMe encanta que clareen las nuevas historias aunque sea triste que otras sucumban. Porque, aunque es cierto que el mundo está lleno de las últimas, también lo es que sigue adelante por las primeras. Un abrazo, Fran.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Merche, gracias por tu visita y tus palabras, un abrazo!
EliminarSonora tamborada. Sonoros versos, con mucha fuerza, Fran. Abrazos.
ResponderEliminarTriste y bonita historia, que vas dejando en el laberinto de la vida, dando paso a otra para alejar la soledad que te embarga, tu corazón ha de latir con fuerza a la nueva esperanza, abrazo Fran. Musua
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